En las áreas rurales del norte de Nicaragua hay demasiadas personas sobreviviendo en infraviviendas construidas con cañas, barro, piedras y plásticos. En la economía de subsistencia en la que se mueven estas familias, el día a día resulta tan duro que difícilmente pueden pensar si quiera en otro lugar para vivir.
Por eso llevamos varios años promoviendo la autoconstrucción de casas que se convierten así en una ventana abierta al futuro, a la planificación más allá de las próximas 24 horas. Básicamente, nuestros proyectos consisten en lograr que estas familias tengan los materiales, los conocimientos y la ayuda técnica imprescindible para que, con sus propias manos, se ocupen de levantar la que será su vivienda.
Tras un breve curso destinado a que conozcan los rudimentos de la albañilería, se inicia la construcción de viviendas a través de brigadas solidarias, formadas por dos personas de cada familia beneficiaria. El grupo de trabajo se pone a las órdenes de un maestro de obras que levanta la casa con la ayuda de estos peones que buscan piedras, abren zanjas, fabrican adobes o acarrean agua y materiales. Por supuesto, todo se hace bajo la supervisión de un arquitecto-ingeniero que coordina el proyecto y se asegura de que se sigan los planos aprobados.La vivienda tipo que estamos promoviendo es una construcción con tan solo dos ambientes: la cocina y la sala, un espacio que, con divisorias móviles y cortinas, sirve para todo tipo de usos familiares. El porche, como extensión natural de la sala, es también parte fundamental de la vivienda.
La construcción, realizada con adobes, cuenta con techo de cinc y con suelo y paredes enlucidas con cemento, lo que facilita su mantenimiento y su limpieza y ayuda a mantener a raya roedores e insectos que pueden transmitir enfermedades, entre otras el temible mal de Chagas.
La casa tiene un sistema que permite recoger desde el techo el agua caída en la época de lluvias, lo que facilita el trabajo a las mujeres y niñas, tradicionales encargadas de acarrear agua (a veces desde lugares muy alejados) para ocuparse de la limpieza doméstica. También cuenta con una letrina algo apartada de la vivienda.
En los últimos años hemos construido varios hogares en el El Chichicaste (8 junto a Generalitat Valenciana y 2 junto al Ajuntament de Xixona), 11 más en Miquilse y otras 14 en Totogalpa (estos dos últimos proyectos con ayuda del Ayuntamiento de Valencia).
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